Si viajas por el centro de Cataluña es bastante fácil que, de repente, te encuentres la gigantesca silueta de la montaña de Montserrat, todo un símbolo cultural, religioso, histórico y también geológico [!]. El viento y la lluvia durante miles de años han dado forma a las famosas y extrañas formas de Montserrat. Más allá de las emociones que la montaña despierta en cada uno, la verdad es que pasar un día en Montserrat es un plan genial para hacer con niños.

La familia gorila al completo hemos ido varias veces a Montserrat. De hecho, fue una de las últimas escapadas cuando estaba embarazada y fue nuestra primera salida juntos, después de que dieran el alta a los gorilas, para ir a una boda. Ya antes de ser padres, el macho alfa y yo habíamos subido andando desde Monistrol [mucho me temo que ahora no sería capaz].

Hemos vuelto con los gorilas algunas veces, la última hace unas semanas y, por primera vez, subimos en el Aeri de Montserrat, un teleférico que desde 1930 es el medio de transporte más rápido para subir la montaña. En cinco minutos y a una velocidad de 5 metros por segundo, la cabina amarilla supera pendientes de hasta el 45%. A los gorilas les encantó, aunque los cinco minutos los tuvimos que llevar en brazos porque todavía no llegan a mirar por la ventana [:D].

También se puede llegar hasta Montserrat en el tren cremallera que sube por la montaña y que también encanta a los peques.  [Os dejo aquí los enlaces para que veáis las combinaciones de precios y transportes].

Una vez arriba hay mucho que hacer. Se puede coger el funicular que baja hasta la cueva donde, según cuenta la leyenda, se encontró la imagen de la Mare de Déu de Montserrat y que dio lugar a la construcción del Santuario o el que sube hasta Sant Joan desde donde las vistas del Monasterio son impresionantes. [Si queréis saber más sobre la complicada arquitectura del monasterio aquí os dejo el enlace].

Seáis religiosos o no, ya que habéis llegado hasta aquí, vale la pena hacer las laaargas colas para ver a la Moreneta, y de paso echar un vistazo a la nave de la basílica desde arriba. A mí me parece sobrecogedor el camino del Ave María, a un lado de la iglesia. Velas, velas y más velas de diferentes colores, cada una de ellas con un deseo, un recuerdo por alguien que no está, una ilusión. Creas o no creas, esa cantidad de emociones concentradas en tan pocos metros cuadrados a mí me pone la piel de gallina.

Otra de nuestras distracciones favoritas es observar las extrañas formas de las rocas y pensar a qué se parecen, y ver si coinciden con el imaginario popular. Ya hemos visto un elefante, un indio pero también un gato [!]

Nuestras visitas a Montserrat, de momento, se limitan a esto. Un transporte diferente, un paseo por la montaña, ir a ver a la Moreneta y comer con cientos de guiris en alguna de las pocas opciones hosteleras que hay [ja,ja..]

Pero la verdad es que cuando sean un poquito más mayores, la montaña ofrece mucho más. Además de las diversas rutas que se pueden hacer por la montaña que está bastante bien señalizada pero que también se pueden hacer con guía , el Museo de Montserrat ofrece muchas actividades para niños [aquí os dejo el enlace] así como el Audiovisual de Montserrat para conocer a fondo la historia de la montaña. Y nosotros no hemos escuchado nunca a los niños de la Escolania de Montserrat pero también debe de ser toda una experiencia.

Como veis, la montaña de Montserrat da para mucho y seguro que me dejo más de una cosa ¿Habéis estado o tenéis intención de visitarla con vuestros peques? Si tenéis alguna recomendación, no dudéis en decírmela. Ya veis que vamos a menudo y siempre está bien conocer alguna cosa nueva.