Hoy leemos ¡Salte, quien pueda!

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Tengo un único recuerdo de los piojos en mi infancia. Fue mi oportunidad para cortarme el pelo a lo chico [ahora se diría a lo garçon pero los 80 eran otra cosa ;)]. Tenía seis o siete años y estaba harta de las trenzas, los lazos [la abuela gorila es del Norte] y de las colas pero no me dejaban cortarme el pelo [la abuela gorila es del norte 2]. Así que cuando los piojos llegaron a mi vida, no lo dejé pasar.

Mi prima y mi hermana también acabaron con el pelo más corto, tipo príncipe de Beckelar [lo que ahora vendría siendo un corte Bob]. ¿Y por qué vengo hoy a hablaros de piojos? Vaya mal rollo ¿no?

Pues es que desde Boolino propusieron reseñar el libro ¡Salte quién pueda! de Agnes de Lestrade e ilustrado por Annick Masson y me vino a la memoria una foto de mis primos, mi hermana y yo con nuestros peinados nuevos. Y me lancé.

Los gorilas [y que dure] no han tenido piojos y no porque no los hayan tenido cerca [¿por qué nadie cumple la norma si tu hijo tiene piojos no puede ir al cole?] y supongo que como no han sufrido los lavados con filvit, los pases infinitos de liendrera e incluso un chorrito de vinagre para acabar de matar a los huevos… [qué asco todo] el libro les ha hecho mucha gracia.

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No es un cuento muy logrado pero es gracioso. Se trata de un piojo que vive muy feliz en su caballo [la cabeza de un chaval], y cómo invita a sus amigos a pasarse por ahí y cómo el caballo se encabrita cuando la fiesta en su cabeza hace que le pique todo [como a mí mientras escribo esto].

La verdad es que el cuento no me ha gustado mucho y si mis gorilas tuvieran piojos seguro que no le verían la gracia. Además seguro que por ley de Murphy después de escribir este post, los piojos llegan a casa [aaargghhhh!]

No importa porque los gorilas les cantarán aquella de «Si te pica la cabeza es muy mala señal…» [creo que no hay anuncio más odioso].

Hacía mucho que no escribía un post de la sección leer con gorilas, pero es que este cuento no me motivaba mucho…pero tranquilos que tengo un montón de cuentos en lista de espera que os van a encantar.

¿Cuál es vuestra relación con los piojos? ¿Tenéis algún recuerdo de los vuestros? ¿Creéis que estoy llamando al mal tiempo y que este post es una invitación a los piojos a colonizar nuestras cabezas?

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