El 99,9% de mi vida he vivido en Barcelona y nunca, nunca, nunca jamás había ido a ver los aviones aterrizando o despegando desde el Aeropuerto del Prat de Llobregat, en Barcelona y ahora ya puedo decir que es un planazo. En verano hay que elegir un día nublado porque el mirador [obviamente] está a pleno sol para poder ver las enormes panzas de los aviones pasándote por encima. Sigue leyendo
