Hoy leemos ¡Salte, quien pueda!

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Tengo un único recuerdo de los piojos en mi infancia. Fue mi oportunidad para cortarme el pelo a lo chico [ahora se diría a lo garçon pero los 80 eran otra cosa ;)]. Tenía seis o siete años y estaba harta de las trenzas, los lazos [la abuela gorila es del Norte] y de las colas pero no me dejaban cortarme el pelo [la abuela gorila es del norte 2]. Así que cuando los piojos llegaron a mi vida, no lo dejé pasar.

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