Dentro de dos meses justos me convertiré de forma oficial en una cuarentona. Y a mucha honra [creo]. Todavía no tengo muy claro si lo quiero celebrar con un fiestón por todo lo alto o si me vale con soplar las velas en familia. Mientras tanto, este fin de semana ya hemos hecho una celebración colectiva con los amigos del cole. Todos de la misma quinta.

Y es que desde que empezó el 2016 las celebraciones, fiestas sorpresa, cenitas, copas… van cayendo con cuentagotas así que algunos amigos [con algunos llevo casi los 40 años de mi vida] decidimos celebrar nuestra llegada a los 40 juntos y en familia. ¡Y nos hemos ido de fin de semana de casa rural con parejas y niños a celebrarlo!

Mi primer viaje a Londres con 18 años fue con dos amigas de la quinta 76, mi primer road movie Barcelona-Lisboa en un Seat Ibiza también fue con algunos de ellos, de camping en Rupit como me han recordado este fin de semana aunque yo, por alguna extraña razón, lo he borrado de mi cabeza, también hemos dormido en una tienda de campaña en la Diagonal pidiendo el 0.7% del PIB para los países subdesarrollados, de esquiada en Andorra, en bicicleta por Ibiza, cerrando discotecas en Poble Nou…

Tengo miles y miles de recuerdos con ellos pero, curiosamente, desde que empezaron a llegar los bebés [el primero de ellos está a punto de cumplir 15 años OMG] no habíamos vuelto a organizar un fin de semana juntos. No estábamos todos [eso ya es de Guiness] pero sí una buena representación.

10 adultos y 9 niños. Desde adolescentes hasta bebés de meses. Ola de calor, piscina, animales y gintonics. Una combinación perfecta para celebrar nuestros 40 años en este mundo y para empezar una nueva tradición que pasa por organizar [como mínimo] un fin de semana como este al año. Celebrar juntos los 41, los 42, etc.

Los gorilas y sus amigos lo pasaron genial. Todo el día en la piscina [es verdad que no se podía estar es otro sitio] y cuando bajaba el sol, la dueña de Can Panxeta, Gloria, los llevó a dar de comer y cepillar a las yeguas y a recoger los huevos de las gallinas. La casa tiene una sala de juegos enorme con mesa de pin pon y juguetes para los más pequeños, también hay columpios, una pista de básquet y un campo de futbol. Un paraíso vaya.

[Aquí tenéis más información sobre Can Panxeta]

Y con los peques dormidos empieza una ronda de gintonics y de remember when hasta bien entrada la madrugada. Tantos años juntos dan para mucho.

Lo bueno que tiene cumplir años es que miras atrás y recuerdas un montón de experiencias vividas, un montón de primeras veces [y también de últimas veces] y miras a tu alrededor y algunas de las personas con las que las has compartido todo eso todavía están ahí. Evidentemente no me pasa sólo con los amigos que han nacido el mismo año que yo y a los que conozco de toda la vida pero este post es para ellos. ¡Felices 40!