Cuando era adolescente y llegaba a casa por la tarde tenía una necesidad imperiosa de llamar a alguna de mis amigas a explicarles algo que no podía [no, no podía] esperar hasta el día siguiente. La abuela gorila refunfuñaba pero si la acabas de ver y la verás mañana por la mañana. ¿Os pasaba?

Ahora, aunque las quiero igual o más que entonces, es más complicado vernos a diario y las cosas tan [tan, tan] importantes continúan siéndolo pero podemos esperar. Podemos esperar a tomar un café juntas, una cenita de chicas o el top de los tops. ¡Una comida con las familias! ¡una salida de tribu!

Un plan genial pero no siempre sencillo. Comidas de ocho o diez adultos y siete niños como mínimo ¿De verdad crees que vais a poder hablar mucho con vuestros amigos?  ¿Cuántas veces hemos  quedado todos y al llegar a casa te das cuenta de que no has tenido tiempo de hablar con nadie más de cinco minutos seguidos?

Hemos encontrado el sitio ideal para este tipo de encuentros. En menos de un año, hemos ido tres veces con grupos de amigos diferentes. Y os aseguro que este post no está patrocinado ni voy a comisión [Ya me gustaría…].

Can Farell es una masía a una horita de Barcelona, en Santa Eulàlia de Ronçana. Es bastante grande pero las mesas están repartidas en salas más pequeñas y acogedoras y no tienes la sensación de estar en un sitio macro. Es perfecto para los peques porque tiene un jardín con parque de columpios, tobogán y una casita de madera; también hay un campo de futbol, donde se lo pasan pipa mientras los mayores nos vamos reencontrando ¡Cuánto tiempo! ¡Hala, qué mayores! [bla, bla…] y nos explicamos todas esas cosas que teníamos pendientes.

Hay tronas para los más pequeños y siempre ponen dos mesas, una para niños y otra para mayores aunque claro, siempre hay peques que no tienen ganas de comer sin papá o mamá o todavía están tímidos entre ellos. Al sentarse ya encuentran colores en la mesa y unas láminas para colorear ¡me han tocado los Minions! ¡Yo no quiero la Hello Kitty! Y la carta con el menú infantil. Básico pero buenísimo: un plato combinado de macarrones con escalopa, macarrones con croquetas…

Foto: Can Farell

Cuando los peques han acabado, pasan unos monitores y se llevan a los mayores de tres años a la sala de juegos, una cabaña enorme, el Fort Farell la llaman, llena de juguetes con futbolín y donde pueden hacer manualidades, les pintan la cara y si hace buen tiempo organizan juegos en el exterior ¡Una pasada!

[Los menores de tres años tienen que estar acompañados por un adulto en la zona de juegos]

Foto: Can Farell

Los mayores mientras tanto podemos comer a nuestro ritmo, tomar el postre y los cafés tranquilos e incluso disfrutar de la sobremesa con los amigos. Yo lo agradezco mucho porque una de las frases célebres del macho alfa y mías es Nos ha sobrado el postre cuando comemos fuera porque la verdad es que a los gorilas se les acaba haciendo largo y aburrido a los pobres.

Los monitores están hasta las seis de la tarde pero, al menos las veces que hemos ido nosotros, los padres nos hemos animado mucho antes a jugar el partidillo de futbol, a estar con los más pequeños en el parque o a jugar con ellos a los nuevos juguetes que han descubierto en la sala de juegos. O sea que además de hablar, los adultos también disfrutamos como niños.

Es un sitio muy chulo, los gorilas siempre se los pasan genial, la comida está rica y el precio está razonablemente bien para lo que ofrecen.

¿Conocías Can Farell? ¿Qué os parecen estos restaurantes con servicio de monitores? ¿Alguna recomendación?