Cuando el Dr. Empatía, mi ginecólogo, me anunció lacónicamente que venían dos y, finalmente, descubrí que se refería a que tendría gemelos, no me plantee nada sobre cómo iba a ser la lactancia: teta, biberón. Yo que sabía ¡!!si ni siquiera me podía creer que estaba esperando dos bebés!!!
Una vez me lo creí, tampoco pensé mucho en ello. De hecho, gracias a los falsos mitos de la lactancia que yo creía al pie de la letra, pensaba que el no tener el pecho muy grande me inhabilitaba para el trabajo. ¡Ay! Esos mitos.
Cuando ya me vi en el fregado de la cesárea programada de urgencia de dos bebés prematuros de 33 semanas, me volví a creer uno de esos falsos mitos: cuando hay cesárea no sube la leche. ¡Ay!
Mis gorilas eran muy pequeñitos y en seguida se los llevaron a la incubadora. No sé muy bien cómo fue la alimentación las primeras horas [yo estaba un poco fuera de juego] aunque supongo que fue leche de fórmula por sonda.
Enseguida me dijeron que tenía que estimular la subida de la leche con un sacaleches y hacerme masajes. Yo que queréis que os diga, cuando me dicen estas cosas como quien dice que me tome una aspirina, me da un poco de corte [debe de ser cosa del cole de monjas] pero hice mucho caso. Y venga a darle al sacaleches [vergüenza]. La verdad es que aunque lo recuerdo como un mal trago, no tardó mucho en subir y ya empezaron a darles por sonda la leche de la mami gorila.
Mientras el macho alfa, los gorilas y yo disfrutábamos de nuestros primeros días en familia en la sala de incubadoras haciendo la técnica de canguro: piel con piel entre padres y bebés, yo ya empezaba a ponerme a los gorilas en el pecho a ver qué tal. Los pobres no tenían todavía ni el instinto de succión así que poco a poco, día a día.
Y mientras tanto cada noche en casa, cada tres horas [que el sacaleches no funciona a demanda] a sacar las tomas del día siguiente. Llegaba al hospital en moto y con uno de esos bolsos isotérmicos para llevar el tupper al trabajo pero en vez de ensaladas de pasta llevaba biberones repletos de leche materna.
Entonces empezó una etapa muy curiosa en la unidad de neonatología. Si me lee alguna madre de prematuros seguro que lo recuerda. Los gorilas ya habían aprendido a mamar pero se cansaban enseguida y se quedaban roques. Para controlar lo que comen, las madres los pesamos antes de la toma y justo después, y empieza el baile de cifras: 5 ml, 0 ml, 10, 5 otra vez… cuando las tomas empiezan a ser de 40 ó 50 ml la cosa ya es seria y normalmente coincide con el momento en que llegan al peso con el que les dejan irse [por fin] a casa.
Durante esos días, las enfermeras me aconsejaron que consiguiera un cojín grande de lactancia y me ayudaron a encontrar la mejor postura para dar el pecho a los dos gorilas a la vez. A mi me funcionó bien la postura de rugby aunque me gané una contractura de espalda…
Ya en casa, hicimos lactancia a demanda. Era verano y hacía muuuucho calor así que me pasé dos meses con dos bebés enganchados a todas horas. A veces de uno en uno, a veces los dos a la vez. Tenían sed y dormían poco así que fueron tiempos durillos pero la verdad es que no me plantee dejarlo y pasarme al biberón. No fue por principios. Simplemente, todos los pediatras me dijeron que era lo mejor para los gorilas sobre todo por el hecho de ser prematuros.
Entre una cosa y otra pude alargar la baja hasta que los gorilas cumplieron 8 meses. Así que hicimos lactancia materna en exclusiva hasta los siete (edad corregida en prematuros) y cuando empezamos a introducir los cereales en biberón y dejamos de hacer algunas de las tomas, el grifo de la mami gorilas se cerró solo, así que el destete fue bastante natural.
Me ha salido un post larguísimo pero hacía tiempo que quería escribirlo. Yo lo tuve fácil y no se cumplió ninguna de mis ideas preconcebidas sobre el tema: pecho pequeño, no tendré leche para los dos, con cesárea imposible… y es una de las cosas más bonitas que me ha pasado nunca. Pero también entiendo a quién por x motivos decide optar por el biberón o, simplemente, no tiene otro remedio.
Este es un post sin consejos. Sólo explico cómo viví yo la lactancia con dos bebés prematuros.
2 comentarios en “Lactancia para dos. Mi experiencia con mellizos prematuros”