Ya os avisé que durante las vacaciones de Semana Santa los gorilas han vivido varias primeras veces. Hoy os quiero explicar cómo fue nuestro primer encuentro con la nieve. Los gorilas tenían mucha curiosidad por saber cómo es la nieve que sólo habían visto en libros y en la tele.
Mami, hoy hace frío ¿va a nevar?
¿Cómo puede ser un invierno sin nieve?
Los pobres gorilas no saben la suerte que tienen de vivir en una ciudad con clima mediterráneo donde el frío es bastante asumible y donde la nieve es excepcional [y menos mal porque la última vez que nevó se lio parda].
Total que como nos íbamos a quedar todas las vacaciones en casa, decidimos hacer un sube-baja a una estación de esquí y elegimos La Molina [en qué momento]. Nuestro sube-baja son dos horas para subir y dos horas para bajar así que por mucha ilusión que les hiciera y por mucho que les explicamos que la nieve estaba lejos y que tenían que tener paciencia fue subirse al coche, girar la primera calle y… ¿Cuándo llegamos a la nieve? [¿Paciencia? JA]
Los gorilas se nos están haciendo mayores porque la verdad es que el viaje de ida fue bastante plácido. Miran cuentos, se los explican el uno al otro, juegan a ser conductores y tras un par de vueltas al mismo CD infantil llegamos a nuestro destino. La Molina.
Como era casi la hora de comer [No, aunque era un sube-baja no conseguimos salir de casa hasta casi las 10 de la mañana], decidimos no subir a la estación y jugar con la nieve que había en el parque infantil a la entrada del pueblo.
No había muchísima y estaba bastante helada pero la verdad es que los gorilas fliparon con su primer contacto con la deseada nieve. Se acercaron con bastante prudencia [los primeros 3 minutos] y cuando vieron que no mordía… se tiraron literalmente.
Está muy fría mami
Hace crec-crec cuando la pisas
Mira, soy Elsa
Intentamos hacer un muñeco de nieve. Como Olaf mami, como Olaf. Pero la verdad es que era casi hielo y el macho alfa y yo pensamos que como iríamos por la tarde a la estación de esquí, ya habría tiempo de hacer muñecos [ilusos].
Comimos en uno de los restaurantes del pueblo y por poco dinero nos pusimos las notas. Y cuando nos disponíamos a subir al coche… los Mossos d’Esquadra. Colicía, colicía. P, hijo P. Policía. Se me ocurre preguntar y me dicen que acaban [acaban eh] de cerrar la carretera de acceso a la estación porque tiene que pasar la Volta Ciclista a Catalunya. ¿Perdón? Sí, hombre esa carrera tan mediática. ¿El tour de Francia? No, La Volta Ciclista a Catalunya. Ah! Vale, ¿y tardarán mucho en subir y bajar la montaña? Una horita nos dice el agente [iluso].
Antes de quedarnos bloqueados, decidimos irnos a Puigcerdà a hacer tiempo. Resulta una buena idea porque los gorilas se lo pasaron genial en el parque…. Viendo los patos en el lago y jugando en el parque infantil. A la hora convenida, vuelta al coche y… la carretera sigue cerrada. ¿Hasta cuándo? Ponga una hora más o menos.
Van muy despacio los ciclistas no mami. Sí, gorilas, deben de llevar un piñón pequeño, o un piñón fijo o yo qué sé [disculpad los aficionados, no tengo ni idea].
Volvimos a Puigcerdà y nos dedicamos un chocolate caliente en la Xocolateria Pirineus y un bonito paseo por el pueblo y así acaba el sube y baja a la nieve más absurdo de la historia.
La verdad es que fue un gran ejercicio de tolerancia a la frustración, especialmente para el macho alfa y para mí. Los gorilas no protestaron mucho, estaban encantados con el poquito rato que estuvieron en la nieve [los pobres] y se lo pasaron genial. Al día siguiente todavía nos preguntaban si los pobres ciclistas habrían llegado ya.
¿Me contáis vuestros planes frustrados que, incluso frustrados, acaban siendo grandes planes?
4 comentarios en “Nuestro primer día en la nieve. Crónica de un fracaso. Primeras veces (II)”